--¡Pará! ¡Sí, estoy corriendo, pero ¿a dónde vamos?
--Dale, vení, Patricia, te va a encantar...
Llegaron hasta el frente gris de un viejo edificio. Viejo pero alto, los dos se detuvieron unos pasos antes de la entrada y miraron ara arriba.
--¡Qué alto que es este edificio! No lo conocía...
Marcos bajó la cabeza y la miró así, con los ojos buscando lo alto, las pestañas largas, la boca seria.
--Dame la mano, no nos tienen que ver entrar.
Abrieron una hoja de la doble puerta de madera que parecía ser un acceso de servicio.
--Marcos -dijo Patricia en voz baja-, no lo conocía, y pasé muchas veces por acá...
--Patricia, vení por acá.